El Maradona que no fue.


La historia de los grandes cracks argentinos lo tiene injustamente olvidado. Sin embargo, la magia de Tomás Felipe Carlovich revive día a día en Rosario. La leyenda dice que su habilidad para tirar caños era insuperable, que la calidad ese número cinco era tan grande como su poco afecto a las prácticas, que pudo ser una de las más brillantes estrellas de este fútbol y que fue mejor que Diego Armando Maradona."Dicen que acá jugó uno que era mejor que yo", tiró el Diego cuando llegó a Newell''s, allá por el 93. Ahí, en el Parque de la Independencia, se había vivido el momento más iluminado de la historia de la máxima leyenda viva del fútbol rosarino.

Cancha de Rosario Central. Es abril de 1974 un combinado de la ciudad enfrenta a la Selección Argentina que se prepara para el mundial de Alemania. Ese partido que debería ser un trámite para un equipo con el poderío de Brindisi, Housseman, Poy o Potente termina siendo el "partido de Carlovich" tanto que en el entretiempo el DT del seleccionado argentino les pide que bajen la marcha. Imposible, si Carlovich se divertía con eso, con su fútbol. El Trinche no aflojó y junto al "Matador" Kempes dibujaron el 3-1 final. El “Trinche” debutó en Primera División con la camiseta de Rosario Central, aunque sólo jugó un partido. Cuando se fue de Arroyito, arrancó en el ascenso, donde pasó por Flandría hasta llegar a Central Córdoba (“lo más grande que me dio la vida).

En el “Charrúa”, Carlovich es uno de los ídolos más amados. “Avisen a los muchachos que esta noche juega el 'Trinche'”, dicen que se gritaba por aquellos días.Central Córdoba fue su hogar; el estadio Gabino Sosa, la casa que lo albergó y le vio hacer las mejores y endiabladas travesuras.

José Pekerman dio tiempo atrás la sorpresa: en su equipo ideal ubicó a Tomás Felipe Carlovich como el número cinco. Pero el ex técnico de la Selección argentino no es el único que cedió a las buenas artes del “Trinche”. Son muchos más en el mundo del fútbol que supieron de su magia.

César Luis Menotti, un rosarino, dice que “Carlovich fue uno de esos pibes de barrio que, desde que nacen, tiene como único juguete la pelota. Era impresionante verlo”. Carlos Griguol también lo conoció: “Tenía condiciones técnicas únicas. Al marcarlo, el tipo desaparecía por cualquier lado y con él desaparecía el balón”.


Colaboración de Gastón Wagmaister.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Recuerdo a otro jugador de Rosario Central que prometía y no cumplió: Cristian Colusso.

Un periodista dijo de él: "Lo más grande que vi desde Diego".

Tiempo después, el periodista en cuestión falleció, lo cual pudo o no haber sido un castigo divino por su exageración (?)