Luis Dotta


Febrero de 1993. Es uno de los jugadores que he visto en toda mi trayectoria de veinte años de fútbol, que más recuerdo dentro de aquellos que han militado y militan en Primera “D”. Me refiero a Luis Eduardo Dotta, Luisito para quienes allegados a Centro Español, lo han visto crecer y que lo quieren como a un hijo pródigo, verdadero símbolo del club.
Nunca lo vi jugar mal. Esa es la pura verdad, aunque alguien pueda llegar a dudarlo. Nacido el 8 de mayo de 1962, ha trajinado por más de dos décadas las canchas más pobres del fútbol sabatino.

Y aquí me gustaría detenerme pan poder intercalar un pensamiento que cabe perfectamente en mi sentimiento futbolero, que lo extracté de la revista partidaria. Excursio, desaparecida hace ya muchísimos años. Decía más o menos así: “Fútbol pobre de los sábados, fútbol de ascenso. Fútbol de los clubes chicos y los esfuerzos grandes; fútbol de aficionados que se quieren hacer los profesionales y profesionales con rico aroma amateur; fútbol de jugadores ignotos pero esperanzados de gloria; fútbol de pierna fuerte, cabeza gacha, tapón en alto y codo en punta; fútbol con olor a barrio, de delegaciones que van en colectivo, de bombo y cadena, de canchas que entrás, pero no sabés si salís, de estadios que están quince cuadras pasando las vías, después tres a la derecha hasta un puente y de ahí, derecho hasta el fondo”, andá y que te vaya bien; canchas sin túnel y vestuarios con vestigio a casilla, de puertas golpeadas y claraboya que permite el salivazo desencajado; barras bravas policías bravos y pasillo corto repleto de cascotes, donde podés vencer o morir por la camiseta de la suprema pasión.
Es el fútbol de los gestos incomprendidos de los domingueros abonados a plateas, que no saben de atravesar riachos y puentes, descampados y calles de tierra, hasta llegar a la canchita que se puede ver el partido tanto desde adentro como desde afuera. Fútbol para no ir nunca jamás, pero para volver siempre, el próximo sábado, sin ir más lejos".


Este escrito es el sinónimo de mis tantas tardes de fútbol y allí está incluido Luis Eduardo Dotta, el del toque exquisito, el tranco ganancioso, el cabezazo espectacular, el despliegue incesante y la caballerosidad siempre manifiesta. Junto a Walter Montani y Oscar Rodríguez de Puerto Nuevo, Juan Carlos “Tato” Acosta de Liniers, Luis Angel Casanova de Atlas y René Zavalía de Sacachispas, entre otros, constituyen el arquetipo del amor a la camiseta.


Dotta integró numerosos equipos pero uno de los que más recuerdo, por la complementación que lograron, fue el compuesto por Calfín y Claudio “Buby” Velárdez; este último, ya veterano, había nacido el 29 de enero de 1953, falleciendo tempraneramente en un partido de veteranos, y fue uno de los goleadores de la temporada. Se había iniciado en River en el ‘66 para permanecer hasta el ‘69, del ‘70 al ‘74 en Deportivo Morón, 77/8 en San Rafael, Mendoza,y enel ‘78 y ‘81 en Deportivo Merlo. Por su parte, Calfín fue transferido a Liniers en uno de los ascensos de la entidad “Celeste” a la “C”.


Volviendo a Dotta, fue el tipo de jugador adversario respetado por todos, ya sea dentro o fuera del campo de juego.
Un ejemplo lo viví una hermosa tarde de verano, cuando en la canchita de Ferrocarril Urquiza, Centro Español recibió a Acassuso, en ese entonces serio candidato a alzarse con el triunfo y el campeonato, también. Y como en tantas otras jornadas sabatinas, fue la gran figura del encuentro, que contribuyó enormemente al empate que consiguió su equipo ante tan encumbrado rival. Luego del silbato final del árbitro, el saludo de este notable nº 5 con cada uno de sus colegas y, cuando se retiraba lentamente hacia el túnel, ocurrió un hecho que nunca podré olvidar, como las secuencias más importantes de algunas películas históricas: un aficionado de Acassuso, apoyado contra el alambrado, le gritó: ¡cinco!, Dotta se dio vuelta y entonces, simplemente, ese hincha rival con admiración y respeto, levantó su pulgar derecho y a continuación comenzó a aplaudirlo, silenciosamente el veterano de mil batallas levantó su brazo derecho, agradeció el gesto y en su cara se reflejó una simple y humilde sonrisa … agachó la cabeza y lentamente se fue pensando vaya a saber qué emociones.
Un nudo en mi garganta fue el premio por presenciar esa increíble escena...


Por Daniel Console, extraido del libro MEMORIAS DE FÚTBOL.

5 comentarios:

Gringo dijo...

Mi comentario no es en referencia a esta última nota sino al blog en general. Como siempre llegué de rebote a este espacio y lo que vi me gustó. No sé cuántas veces más entraré pero lo que quiero dejar en claro es que estas grietas que se encuentran (en este caso en internet) sirven para que no se acallen las voces de los que sentimos el fútbol de otra manera. Alejados completamente (política e ideológicamente) de los "Fútbol de primera", telebeam, periodistas cholulos y acríticos, hipocresía, encubrimientos y tantas cosas más.
En buena hora las palabras que provengan de otros lugares.
Saludos:

gringo

Pichi dijo...

Que bello relato, se me puso la piel de pollo abelardo... te mando un abrazo de gol querido, este blog garpa cada vez más, aplausos de píe señores...

NIKKI.

Alejandro dijo...

grande Daniel Console un amigo!

entrar a vermucito.blogspot.com


todo el ascenso !!

Justin Chaos dijo...

Gran post...gran blog, viva el futbol de ascenso !!!

Unknown dijo...

Soy Abel te recuerdo como el mejor del centro español !!!!que jugador!!!!?