Platense - Chicago del año 2000
Minuto 45 del segundo tiempo. Chicago implora por el final, Platense aprieta con pelotazos y el árbitro que le da la infausta noticia a los locales: se van a jugar cuatro más. Son 240 segundos de sufrimiento para unos y otros.
Minuto 48. El Beto Pascutti ordena que entre Marascia. Jiménez para el partido para autorizar el cambio, pero el técnico, viejo zorro, se demora dándole indicaciones al delantero, pierde tiempo y entonces el juez ordena seguir el partido.
Minuto 49. Ya Marascia está en la cancha, Platense tira un centro tras otro y es la hora, así lo pide a gritos todo Mataderos. Pero Jiménez decidió facturarle a Pascutti aquella avivada y deja seguir.
Minuto 51. Córner para Platense. El tiempo se cumplió con creces y sin embargo el árbitro autoriza su ejecución. Enseguida lo pagaría con un calvario de más de dos horas. ¿Por qué? Simple: cuando la pelota partió del ángulo izquierdo y alguien de Platense la peinó en el primer palo, levantó los brazos y pitó el final. Algunos de Chicago comenzaron a festejar, pero los de Platense siguieron enchufados. Bechtholdt la bajó de cabeza y Rodríguez la empujó al gol. ¿Gol?
Deliran los de Platense, se atragantan los de Chicago... Jiménez, con gestos ampulosos, dice que el partido estaba terminado. Unos se abrazan, otros se lo quieren comer. Lo corren, lo empujan, no entienden por qué no vale el tanto.
Pascutti vs. Maisterra. Enseguida la atención se desvía hacia el túnel. Pascutti se va rápido, Maisterra lo corre. Se enfrentan, el técnico alcanza a pegarle un par de cachetazos, el volante no tiene desquite porque los separan. En el vestuario de Platense acusan al Beto de haber hecho un gesto obsceno, en cambio los protagonistas le quitan trascendencia al asunto. Por aquello de los códigos del fútbol, ¿vio? Calenturas de ocasión...
La zona de vestuarios es un hervidero y Ricardo Caruso Lombardi -que fue informado por Jiménez al igual que Pascutti- está que vuela. "Me dejó más caliente el penal que cobró que el gol que anuló al final. No fue mano de Peralta", se quejaba el técnico. Su versión del incidente del epílogo era importante, porque llegó a ponerse cara a cara con Jiménez. "Pobrecito, me dio tres versiones distintas. No sabía cómo explicar qué había cobrado. Primero me dijo que lo había terminado, después que fue foul al arquero. Tenía una confusión increíble", contó Caruso.
En el de Chicago, eran todas ondas de amor y paz, obviamente. Para ellos, el penal fue clarísimo y el incidente del final una anécdota. "Cobró foul al arquero, fue un arbitraje bárbaro. Además, iban 52 minutos y había descontado cuatro. Chicago ganó bien, yo no hice ningún gesto y tampoco le gané el duelo a Caruso. Es mérito de los jugadores y de esta gente maravillosa", resumió la tarde Pascutti. Y se fue, feliz, como todo Chicago. Puso una ilusión en marcha, ganó y sumó otra polémica. Por ser su debut en Mataderos, no es poco. El Beto está otra vez en su salsa.
Fuente: Olé
2 comentarios:
jajaja, muy buena esta foto de Caruso.
Muy bueno el blog. Saludos!
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del beto tengo una anecdota pero si la cuento al aire(?) no tengo códigos
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