El Colorado explica que "sólo entre nosotros podemos cambiar este presente. Ernesto Torres, el técnico anterior, hizo muy mal las cosas y desunió al grupo. A mí me borró para poner a los jugadores que venían con él. Por eso lo que hicimos ahora fue vital. Como tengo una casa en Villa Urquiza, la que estoy refaccionando para cuando me case (en diciembre del año que viene, con Natalia) le propuse a los muchachos que pasáramos la noche ahí. Nunca nos habíamos concentrado antes de un partido, ni cuando jugamos con Ituzaingó en las instancias finales del Reducido. Y por suerte nos salió bien, pudimos ganarle el clásico a Lamadrid". Justamente Leroy fue el autor del segundo gol del partido, con el que Comu sumó de a tres, después de ocho fechas. Pero la alegría no fue completa, ya que el Colorado se fue expulsado por sacarse la camiseta. "Reconozco que me saqué, me fui al carajo", cuenta entre risas.
Los jugadores (15 en total; faltó Stampone, que se sumó a la mañana) llevaron colchones desde sus casas y se acomodaron en las dos piezas, en el comedor y hasta en la cocina. Leroy sigue enriqueciendo la historia: "Fue increíble cómo nos mentalizamos. Una vez que apagamos las luces a nadie se le ocurrió joder, ninguno hablaba". A la mañana desayunaron y luego partieron para jugar, con la misma convicción con la que se habían juntado: la de saber que, ahora más que nunca, la unión hace la fuerza.
Sintesis:
El clásico mañanero tuvo su encanto sobre el final. De entrada, Lamadrid hizo honor a su apodo y encarceló a Comunicaciones. Pero bastó que Francisco Lezcano decidiera meter en la cancha a Leroy, para que la historia se revirtiera. En él, Flavio Domínguez encontró al socio ideal y juntos liberaron a su equipo, dieron vuelta el clásico y terminaron dejando encerrado al Carcelero. Linda alegría para el regreso de este duelo, que no se disputaba desde la temporada 97/98
Fuente: Diario Olé (20 de Noviembre del 2000)
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1 comentario:
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¡Los esperamos!
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