Temperley, quiebra y su vuelta al fútbol de AFA


Un mal presagio

No puedo explicar cual fue el motivo, pudo haber sido el famoso sexto sentido que todos alguna vez imaginamos poseer, pero esa tarde que perdimos con Los Andes 3-0 en nuestra cancha, el día que Verón atajó un penal, y más allá de la tristeza que me embargaba por el resultado deportivo con nuestro clásico rival, la sensación iba mucho mas allá, era un gran vacío en el estómago que presagiaba momentos oscuros y difíciles.
Todos ya estabamos informados de las dificultades financieras, de los desaciertos en la administración del club, de los problemas crecientes que se iban generando y se reflejaban en la decadencia deportiva, todos pensábamos luego de los descensos del 87 y del 89 que habíamos tocado fondo, que nada peor nos podía suceder.
Lamentablemente estábamos equivocados.
El nefasto juez (bien con minúscula) durañona determinaba la prohibición de la practica activa del fútbol, la libertad de acción del plantel profesional y el cierre del Club.

La larga noche

Los dos años siguientes fueron terribles. Para los dirigentes fueron años de lucha judicial donde se peleó palmo a palmo con el juez para ir logrando distintos objetivos, como la reapertura del club, la realización de actividades que permitían recaudar fondos para mantener viva la ilusión. Para los deportistas fueron años de peregrinaje por distintos lugares, entrenar sin objetivos a la vista y casi sin ilusiones. Para los socios era ver como las instalaciones se iban deteriorando con el paso del tiempo y la tristeza de ver el club cerrado. Para los hinchas de fútbol cada sábado era un calvario donde veíamos que equipos que no juntan veinte tipos saliendo campeones podían competir y Temperley que había llevado 10.000 personas a Junín o que llenó la cancha de Huracán, debía mirar los torneos desde afuera.
En 1992 se había intentado sin éxito volver a competir, la ferrea negativa de durañona fue un obstáculo insalvable para las ilusiones celestes. Desde principios de 1993 se comenzó a trabajar por el gran objetivo, hubo gestiones oficiales, oficiosas y hasta marchas para presionar la decisión en positivo.

El final del calvario

Un hito fundamental fue conseguir que la AFA incorporara a Temperley en el sorteo de Primera C, todo un logro. A los pocos días una gran desilusión, el juez ratificaba la prohibición
Comenzó el campeonato y no había novedades. En la primera fecha, según el fixture, Temperley quedaba libre, pero seguían corriendo los días y no había novedades.Afortunadamente la mala suerte que venía acompañando a la institución se comenzó a disipar y varios factores se conjuntaron para un feliz desenlace, la feria judicial, la ferrea actitud y los reflejos de los socios de la institución, el desprendimiento y el sacrificio de un grupo de socios que incluso pusieron en garantía su propio patrimonio.Entonces ese 21 de Julio, todos pudimos leer una noticia que los verdaderos hinchas celestes festejamos de la misma manera, e incluso mas, que un campeonato o la victoria en un partido importante. Era volver a ver una camiseta celeste en un campo de juego y por un torneo oficial.

El día esperado

Llegó el gran día, 24 de Julio, los que fuimos temprano a sacar la entrada pudimos comprobar que desde la mañana frente al club, largas colas delante de las boleterías presagiaban una concurrencia multitudinaria. Poco importaba la división en la que se iba a jugar (Primera C), tampoco importaba el rival de turno, Tristán Suárez y tampoco importaba demasiado que el equipo que Temperley presentó ese día y en ese campeonato era claramente una formación de emergencia
Dos horas antes de comenzar el partido, el estadio estaba repleto, no cabía un alfiler y todos, absolutamente todos, con algo celeste encima. Era una camiseta o una vincha o una cinta en la muñeca.
La salida del equipo a la cancha fue apoteótica, por un largo minuto no fue posible divisar el verde de la cancha, todo lo que se podía ver era blanco y celeste, banderas, papelitos, cintas y puños apretados. A muchos se nos cayeron algunas lágrimas, nos parecía imposible pero era cierto. Temperley volvía a jugar.


Fuente: www. intercele.com.ar


Enviado por Gastón, gracias por el aporte!

2 comentarios:

Nayluj dijo...

Wow! muy emocionante la historia
me puso la piel de gallina!

Aca desde mendoza se reporta un fanático de Independiente Rivadavia, el mas grande del oeste argentino.

Anónimo dijo...

Emocionante, realmente.

Cuando se dan estas situaciones en que un equipo puede desaparecer, me imagino qué harían los hinchas si su club efectivamente desapareciera. No sería verosímil que se pusieran a elegir otro cuadro del que hacerse simpatizantes.